Después de varios meses de
levantar la voz y de silencios, de comunicados de parte del gobierno y de la
empresa que aparentaba ser solvente en todos sus aspectos. Después de la
aparición de personajes que al parecer estaban involucrados en sus propios
intereses particulares, e incluso, antes que la contraloría general de la
república se pronuncie, el señor ministro de transportes y comunicaciones,
anunció que se dejaba sin efecto el contrato de construcción del aeropuerto de Chincheros
en el Cuzco.
¿Por qué demoraron meses en
decirlo? Ya sabíamos desde hacía tiempo todas las implicancias que llevaba ese
acuerdo. Al final, los mismos argumentos que a veces ya no tenían sentido repetir.
En el debate en el congreso y en
el proceso de la interpelación al señor ministro Vizcarra, no faltaron las
voces del oficialismo empeñándose en argumenta en favor de lo indefendible, que
incluía hasta los intereses que no existían. ¿Eso es la política en favor de
las grandes mayorías?
Finalmente, es evidente repensar
en el Cuzco y en su desarrollo, pero que sea en serio. No como siempre se hizo desde
hace décadas, con una visión centralista y capitalina. Se habla de cambios desde
hace años y ciertos sectores económicos conocidos se llenan la boca con
palabras que incluyen nombrar las estructuras.
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