Caricatura de Carlín
La presencia del Papa en el Perú,
es inmenso para la mayoría de la gente. Se esperan sus palabras, sin embargo,
se aguarda más sus bendiciones. Hasta un milagro puede sentirse algo próximo,
cuando se tiene la convicción de creer y tener fe. Se mantiene también la
esperanza de verlo y hasta de sentir ese afecto de emoción y pasión. La mayoría
llevará su espíritu envolviendo a un corazón puro y lleno de paz. Aunque tendrán presente también el precepto
de Jesús que nos dice: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al
Padre sino por mí”
Desde la costa, la sierra y la
selva, se levantará el clamor popular por un país próspero. Habrá voces también
contra una coyuntura llena de perversiones, que hace daño a muestra esencia
económica, social y política. ¿Cómo recibirán al Papa los corruptos, farsantes
y quienes nos han engañado con sus mentiras?
La iglesia impone poder, organización.
En su nombre se hicieron bendiciones y se cometieron abusos, causando hasta
ahora muchas víctimas.
En todo este contexto y en
nuestro caso, la famosa espera por el gabinete nos dio ciertos matices de ausencia
de gobierno y un vacío de poder. Las renuncias y luego las improvisaciones
expresan la incertidumbre que se tiene ahora por las perspectivas de nuestra
formación social. Los funcionarios que han aceptado una aparente gobernabilidad
están apoyando la impunidad de dejar libre a quien cometió delitos de lesa
humanidad. Aceptan el engaño de un gobierno que va perdiendo legitimidad y que
se ha desenvuelto en lobbies y falta de moral. Funcionarios que aceptan la
farsa expresada en mentiras permanentes de un gobierno que no tiene los niveles
éticos y por su extensión en sus funciones, procederán de la misma forma. Al
parecer, primará obviamente el tráfico de influencias, el acomodo de ciertos
funcionarios que buscan la figuración y sus ingresos, así como la corrupción y
los negociados bajo la mesa. ¿Qué dirá el Santo Padre?
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