Las últimas declaraciones del
señor Jorge Barata ex directivo de la empresa Odebrecht, como colaborador
eficaz en las investigaciones sobre la corrupción en más de una docena de
países en América Latina, ha trascendido los marcos económicos, sociales y
políticos de inicios de este año 2017.
Jorge Barata reveló que entregó 3
millones de dólares en efectivo a Nadine Heredia para la campaña electoral de su
esposo Ollanta Humala en el año 2011. Que fueron varias entregas de dinero y
que la señora Heredia lo llamaba preguntando por más recursos y más dinero. Las
entregas eran en persona, en una oficina de la avenida Armendáris en el
distrito de Miraflores en Lima, Perú.
Al igual que el expresidente Toledo
quien está siendo investigado por pedir y recibir 20 millones de dólares, el
entorno de Humala conjuntamente con su esposa, han manejado y usan la política
de acuerdo a sus intereses y beneficios personales. En forma simultánea, se fue
gestando en los últimos años hasta ahora, manifestaciones de prácticas
corruptivas que han involucrado a todos los sectores económicos productivos,
agentes inversionistas y empresariales, como los actores de la política
peruana, llegando hasta las esferas del mismo estado. Todo eso nos hace pensar en
aquellos conglomerados económicos unidos al manejo financiero que también como
el entorno político, han estado usando las instancias del poder para
beneficiarse.
Definitivamente su accionar y
práctica de todos los involucrados está unido a la inmoralidad y corrupción
plena. Naturalmente desligados totalmente de las aspiraciones de la mayoría del
pueblo peruano, que se han visto robados sistemáticamente por todos ellos. Todo eso ha llevado a nuestro proceso de
acumulación de capital en las últimas dos décadas, a una situación que
deteriora su desarrollo y estructura, porque está generando situaciones y efectos
multiplicadores solamente de corrupción y falta de ética, en desmedro de todos
los peruanos.
Esta coyuntura política y económica
particular que de alguna manera nos ha perturbado, nos permite repensar qué
estamos haciendo con los actuales y futuros cambios generacionales, que deben
ser quienes conduzcan y emprendan los nuevos negocios globales. Naturalmente
dentro de un mercado todavía de grupos que seguirán liderando la economía
peruana, sin embargo, la perspectiva está planteada.
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