No
puedo evitar mencionar sobre Ayacucho en estos días, al recordar e imaginar por
un momento los años que pasó la señora Angélica Mendoza Almeida, tratando de
buscar justicia por su hijo Arquímedes Ascarza Mendoza, de 19 años, quien fue
detenido por miembros del ejército y la policía peruana, el 12 de julio de
1983.
Días después, el 15 de julio, un
miembro del ejército le entrega un papel escrito por su hijo, diciéndole además
que estaba en el cuartel “los cabitos”:
“Mamá por favor,
conseguir abogado y buscar los modos posibles de que me pasen al Juzgado porque
mi situación está bien complicada. Yo me encuentro bien, no se preocupen, pero
de todas maneras insistan diario al cuartel para que me pasen al Juzgado o
hablar con alguien y conseguir dinero. Chau. Arquímedes. 15 – 07 - 83”
Al conocer Ayacucho uno se impresiona por los retablos
ayacuchanos, la catedral, la plaza mayor y muchas iglesias, así como la pampa
de la quinua. Sin embargo, las zonas turísticas se van convirtiendo en lugares
donde uno recuerda que mucha gente de la ciudad y de las comunidades, hombres,
mujeres y niños, fueron asesinados por los miembros de ejército peruano y por
sendero luminoso. Gente inocente que caía en medio de los dos fuegos. Visitar
el Museo de la Memoria, nos acerca a esos momentos de conflicto interno, desde
antes de 1980 hasta después del 2000.
En el camino hacia Huanta y hacia otros lugares, uno se llena
de valor al escuchar los comentarios del guía sobre eso, mientras nos va
mostrando algunos ríos de poco caudal, donde tiraban los cuerpos de la gente
acribillada y torturada. También hay algunas quebradas y botaderos de basura
donde hacían lo mismo. Se menciona mucho de un lugar llamado “el infiernillo”. Definitivamente
se cometieron abusos de lesa humanidad y violación de los derechos humanos en
nombre del estado. Formas represivas del estado.
Los nombres de Huanta, Putis, Accomarca, Chungui, es solo una
muestra de los cientos de poblados y comunidades, donde su población sufrió
maltrato, vejaciones, muerte y violaciones sexuales de madres e hijas. Ni los
animales se salvaban y los aniquilaban o los quemaban en sus propios corrales.
Ahora es posible ver más información y videos por internet.
Según los estimados de
la Comisión de la Verdad y Reconciliación, los muertos y desaparecidos llegaban
alrededor de las 70 mil personas.
Al dejar Ayacucho, hasta ahora se respira esa brutalidad que
se cometió con su gente. Una emoción invade a cualquiera que va conociendo
sobre eso. Estar muy cerca del aeropuerto nos hace conocer el lugar donde
estaba el cuartel “los cabitos” y la “hoyada”, lugar donde se hallaron y se siguen
encontrando cuerpos enterrados.
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