La corrupción ha invadido y calado fondo
los cimientos del poder judicial. Desde el mes de julio del presente año,
advertimos la podredumbre enraizada en uno de los poderes que se creía más
serio. Nos engañamos aunque la sospecha saltaba a la vista. Fueron conociéndose
nombres y apelativos. Así, el Ministerio Público pidió 36 meses de prisión para
César Hinostroza, ex juez supremo, calificado ya de presunto integrante de la
organización criminal los “Cuellos Blancos del Puerto”. Hace días, el pasado 7
de octubre fugó del país al parecer con la complicidad de malos funcionarios,
encontrándose preso actualmente en España gracias a interpol internacional.
El
miércoles 17 de octubre, el poder judicial recién ordenó su captura. Es acusado
de formar parte de una red de tráfico de influencias y de ofrecer diversos
puestos de trabajo que eran por concurso. Se conoce también que coordinaba con
otro juez (Hugo Velásquez) para que ordene abonar millonarias remuneraciones a
13 jueces supremos, donde él era uno de ellos, beneficiándose con eso. Toda una
joyita.
Hinostroza
se llamaba de hermanitos con otros jueces supremos, y otros personajes como Pedro
Chávarry, cuestionado fiscal de la nación e integrante también de la misma
organización criminal junto con otros 13 magistrados, quienes le sacaban provecho
al estado para abultar sus ingresos y su riqueza. Corruptos de cuello y corbata.
Según
la última encuesta de Datum de la última semana de setiembre, los más corruptos
en el Perú son: Keiko Fujimori 29%, Alan García 17%, César Hinostroza 11%,
Alberto Fujimori 9%, Alejandro Toledo 7%. ¿Cuántos miles de corruptos tenemos
en las organizaciones públicas y privadas?
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