lunes, 20 de agosto de 2018

Los pájaros...



No sé realmente cuándo advertí que ambos pájaros querían estar juntos. Pero un día, cuando estaba mirando las dos jaulas, me di cuenta que de una de ellas un pajarito miraba al otro que se encontraba en la otra jaula. Querían estar juntos. Cada uno se movía como buscando cómo entrar en la otra y cómo acercarse más y más. Volaban en su entorno, en su propia jaula. Al parecer, trataban de encontrar la forma de aproximarse y juntar sus picos. Naturalmente no podían hacerlo al estar cada uno en una jaula, sin embargo, creo que eso los mantenía vivos y no perdían la esperanza. Una distancia de algo menos de un metro los mantenía separados. Así, cada uno saltaba hasta la malla metálica o los alambres de la jaula para tratar de penetrar el metal e ir hacia la otra. Sus intentos iluminaban sus ojitos de un brillo especial. Varios días los miré así. Eran de la misma forma, con algunos colores similares y guardaban iguales características y es por eso que se buscaban. ¿Cómo saber si uno era macho y la otra hembra? ¿Era posible que ellos conocían sobre eso? ¿Por eso querían estar juntos? Una tarde y sin que nadie me viera, moví una de las jaulas con cuidado sobre la mesa donde estaban y la junté con la otra. ¡Oh!. Quedé maravillado y absorto al contemplar que ambos pajarillos se juntaron aunque en medio de ellos estaban las barras diminutas de las jaulas. Cada uno voló al encuentro del otro y entrelazaron sus picos y sus plumas a través de las dos jaulas que estaban ahora sí como unidas, aunque el metal les impedía estar plenamente juntos. Así lo hice por muchos días casi a escondidas. Los juntaba por varias horas y luego colocaba las jaulas en su sitio. Así lo hacía porque había algo que me impedía juntarlos a los dos en la misma jaula. Y lo volvía a hacer y miraba como se envolvían en caricias y encantos. Parecía algo increíble. Cómo se llenaban de felicidad y alegría y cantaban más. Volaban en su propia jaula y luego se paraban frente a frente con sus picos entrelazados, a pesar de las pequeñas barras de metal. No importaba todo eso. Los pajaritos por fin habían encontrado, con un poco de ayuda, la forma de estar juntos y amarse. Eso lo deseaban profundamente, aunque obviamente fue por un tiempo y estoy seguro que para ellos fue una eternidad. A veces, ya no se puede entender que pasa con la gente. Por ventura todo evoluciona para bien. Así, un día,  pude juntar finalmente a los dos pajaritos en una sola jaula, aunque lo ideal es que un día vuelen a la libertad.


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