El señor Kuczynski ha perdido toda credibilidad política aunque siga mencionando que no ha mentido. Para el 9 de diciembre pasado, decía que podía jurar sobre un crucifico o una biblia que no es corrupto y que no había favorecido a alguna empresa. Realmente ha caído en una situación en que sigue negando más aunque se cubre de aparente buenas palabras, prototipo de su forma de actuar y sus formas.
El jueves 14 y muy cerca de la medianoche, el presidente Pedro
Kuczynski dio un mensaje a la nación en pocos minutos, intentando aclarar algunos
vínculos que tuvo con la empresa Odebrecht y los miles de dólares que habría recibido.
Aunque estuvo acompañado por miembros del ejecutivo, así y todo, hubieron
ausencias importantes y el ministro Basonbrío habría presentado su renuncia.
Su argumentación no fue
convincente. Daba la impresión de ser la misma de oportunidades anteriores en que
negaba ciertas cosas. Naturalmente hablaba de moralidad, de lucha contra la
corrupción, de honestidad, entre otras cosas. Así y todo, no es creíble. Sus
palabras son palabras nada más. Detrás de esa verborrea de moral y honestidad, existe
otra persona que ha buscado sus propios intereses durante mucho tiempo. Además,
tiene un historial en la economía y política peruana que conocemos y está escrito.
Hay claros ejemplos por favorecer a conglomerados internacionales y diferentes compañías
extranjeras.
El viernes 15 de diciembre,
se presentó una moción de vacancia
presidencial refrendada por 27 congresistas. Luego de varias horas de sustentaciones
y debate, la moción fue aprobada con el apoyo de 93 congresistas de todas las
bancadas. La permanencia de Pedro Kuczynski se decidirá el jueves 21 de
diciembre.
El día domingo 17, nuevamente en una presentación con algunos
periodistas que conformaron un panel, intentó negar lo acostumbrado, diciendo
también que recién se había enterado de varias cosas y del nexo de su empresa
unipersonal Westfield
Capital con
la compañía Odebrecht, aceptando que había recibido dinero y que no había
firmado ningún contrato. Su socio los firmaba. Que no sabía nada, aunque si
recibía dinero por dividendos y otros depósitos. Algo así como decir: es mío,
pero no sé nada. Un gran sector poblacional espera su renuncia y no verlo más
en la escena política.
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